domingo, 3 de julio de 2011

El jinete sin armadura.

Cogí un libro titulado La puerta de atrás. Trataba sobre una chica de corta edad, creo recordar que unos dieciséis o quizás diecisiete años, que a causa de los traslados del trabajo de su padre siempre encontraba en los alrededores alguna casa abandonada a la que parecía que llamasen unas fuerzas sobrenaturales. Kelly había leído muchos libros sobre magia oscura, espiritismos y mucha clase de libros de hechicería barata. No paraba de arrinconarse en casas que se caían a trozos o de podar malas hierbas de éstas buscando algún cementerio externo en un jardín repoblado de verde o una puerta oxidada que llevase a otro lugar maldito. La verdad es que el libro no me estaba haciendo demasiada gracia pero lo cierto era que no podía dejar de leerlo. Para mi parecer la protagonista estaba un poco tocada de la cabeza pero sin duda su actitud no se alejaba mucho a la mía; fisgona pero a la vez miedica. Intenté leer aunque fueran unos capítulos pero me fue imposible debido al tecleo de mi compañera que solo cesaba cuando se desperezaba y emitía algo parecido a un sonido contagioso que pronto adoptaría yo.


Solté el libro de mala gana de donde lo había cogido anteriormente, di las buenas noches lo mejor que pude y apagué mi lamparita de lava tomando una posición fetal y abrazándome a la almohada. Esa era mi típica posición para coger el sueño. Lo que me pregunto siempre es como al día siguiente amanezco de una forma totalmente diferente a la que yo pensaba que iba a despertarme.


***

No había pasado mucho tiempo desde que Gina entró a la Residencia. Si acaso unos diez minutos andando. Los suficientes para haber llegado a casa a paso ligero, pero no era mi intención alejarme mucho de allí por si la escuchaba gritar pidiéndome auxilio.

Estaba seguro que esa chica me había atravesado demasiado hondo como para olvidarme de ella. No comprendía mi actitud. Ninguna chica se me había resistido, pero ahora era diferente. Gina era dulce, tranquila, simpática, callada, no hacía preguntas sin sentido pero tampoco es que hayamos hablado demasiado. De todos modos tampoco me gustan mucho las personas que no callan. Gina sin duda era especial. Una chica digna de un caballero de armadura, pero dicho sea de paso yo no era exactamente un jinete con un corcel de crines blancas y brillantes. Tampoco me importaría serlo pero mi vida giraba entorno al skate, a los graffitis y a las piruetas. Mi cabeza iba maqueando de que forma podía conseguir entablar una conversación medianamente buena con ella; fue inútil. No teníamos nada en común. Yo era un travieso callejero y ella una ciudadana ejemplar. Yo iba ensuciando y ella limpiando las calles. Sin duda lo que más me cautivó de ella fue su mirada. Esa mirada intimidante que causaba sensaciones dentro de cualquier persona. No sé si lo hace a conciencia, pero si es así lo hace extraordinariamente.

Saqué mis llaves del bolsillo trasero del pantalón vaquero y abrí cuidadosamente la puerta de la calle sin apenas emitir ruido. Subí a mi habitación sigilosamente. Mi madre estaba harta de amenazarme con que limpiase mi cuarto; no obstante nunca le hacía caso, la veía incapaz de tirar todo lo que me había dicho. De hecho podría hacer una lista de las veces que me ha advertido. Aunque sé de primera mano que no es capaz.

Lo cierto era que mi estancia era una leonera, pero no podía evitar tenerlo todo desordenado para sacar de quicio a mi madre. Sin embargo mi padre era más calmado. Él iba a lo suyo, a su trabajo y sus quehaceres. Yo no le molestaba a él y viceversa. Mi madre, al contrario que mi padre, se llevaba diariamente gritando así que creo que mi carácter lo he heredado de mi progenitor sosegado. Celine, que es como se hace llamar mi superiora; es decir mi madre, se pasaba el día gritando; pero no porque estuviera loca, sino porque le gusta demasiado mandar, he ahí el nuevo nombre de ella, que dicho sea de paso desconocía por completo. ¡Como para decírselo!. Me cogería de la oreja y me llevaría arrastrando hasta la cocina hasta que se la dejase reluciente con "r", expresión que utilizaba alguna que otra vez para definirle al hijo tan pulcro que había dado a luz, a lo que ella añadía "me da igual si es con "r" o con "l" lo que quiero es que sea con escoba, recogedor y a ser posible con fregona". Como podéis comprobar es una maniática de la limpieza.

A mi padre, al cual he mencionado anteriormente como un hombre pacífico no sé que demonios se le estaría pasando por la cabeza cuando pidió a mi madre en matrimonio. Supongo que estaría un poco ebrio, o quizás bastante. Con él todo era diferente. Las mañanas en las que Richard, mi querido padre, descansaba nos la pasábamos viendo fútbol americano, incluso alguna que otra vez habíamos viajado hasta américa para ver en vivo y en directo un partido de esos, ¡que tiempos!. Ya era distinto. Yo trabajaba en Vehículo sobre ruedas, y él apenas tenía tiempo para quedarse a comer. Alguna que otra vez cuando me he recogido a una hora técnicamente correcta le he visto ver en el salón a oscuras las noticias mientras se tomaba una copa de Whisky. Pero como de mis horas correctas hace tiempo que no hablo mejor centrémonos en mis incorrecto horario.

Todo empezó cuando tenía dieciséis años. Me recogí un invierno de madrugada a -1ºC, cosa que ni me importó, como una cuba. No era capaz ni de introducir la llave en su correspondiente cerradura, e incluso creo haberme confundido de puerta, haber llamado al timbre erróneo y salir disparado a la vez que mi oído escuchaba unas palabras mal sonantes escupidas de la misma persona que me arrojó al vacío. Cuando al fin conseguí entrar todo fueron gritos por parte de mi madre y serenidad por parte de mi padre. Recuerdo como fue la conversación:

-Celine por dios, deja al chico, ¿no ves que ha llegado entero? - decía mi padre mientras agarraba a mi madre de las manos para que una no fuera a parar a mi cara congelada.

-¡Richard por tu culpa tu hijo se está volviendo un maleducado! - gritaba mi madre.

-Yo me abro chicos - expuse como solución al problema.

-Tú te quedas aquí jovencito. Si tienes valor te mueves un centímetro de aquí.

-Celi es temprano, los vecinos duermen y tú estás gritando como una posesa. Quiero dormir. Me tengo que levantar a las ocho de la mañana y con tus aullidos no puede coger el sueño nadie. Hazme el favor, vayámonos todos a la cama, mañana nos levantamos más refrescados y hablamos esto con calma. ¿De acuerdo? - calmaba mi padre mientras entrecerraba los ojos de una manera continua e inquietante, tanto que parecía que fuera a caerse redondo al suelo.

-Está bien, de acuerdo. Pero que sepas Jacques que me has tenido toda la noche en vela esperando una llamada tuya, por poco se me sale el corazón del pecho pensando en lo que te habría podido pasar. Hijo, Paris no es un lugar en el que te puedas mover libremente. Las calles por la noche se vuelven tenebrosas y pueden ocurrir muchas desgracias. No quiero imaginarme si te ocurre algo. No podría perdonármelo en la vida - manifestaba mi madre mientras se le saltaban las lágrimas de la preocupación.

-Lo siento - conseguí decir. No era consciente en ese momento de la preocupación de mis padres. Sólo quería subir a mi cuarto y sin cambiarme de ropa tirarme en la cama a dormir todo lo que pudiera.

También me acuerdo que nada más llegar a mi habitación y cerrar la puerta tropecé y me dí con el colchón en toda la cara. No me importó demasiado así que con esfuerzo me fui arrastrando como pude hacia la almohada que estaba en la otra punta del catre esperando mi derrota.

viernes, 1 de julio de 2011

El toque de queda.



Caminaba a paso lento, después de haber llamado al porterillo para que me abrieran la puerta, por el jardín que se encontraba a la entrada de la Residencia. A mi espalda notaba como la mirada de alguien se clavaba en mi, pero no hice ningun caso. Sabía perfectamente de quien se trataba y mirar hacia atrás sería ponerme los dientes largos.


Me adentré en la Residencia viendo a la secretaria aun en recepción, seguramente fueran cosas de papeleos. Tampoco es que me importase mucho y no tenía pensado preguntarle, así que seguí andando hacia mi destino.


-Por si no lo sabe señorita Jonhson la Residencia tiene un toque de queda a las doce de la noche se cierran las puertas para todo el mundo. Se lo he dejado pasar porque es el primer día y aun no ha salido ningún comunicado, de hecho estoy trabajando en él. Así que haga el favor de que no se vuelva a repetir esta tardanza o tendré que comunicárselo a la dirección - dijo parándome en seco al escuchar mi apellido y sin ningún tipo de reparo.


-De acuerdo, no será necesario.


¿Pero cómo va a comunicarle nada a la dirección si ya soy mayor de edad y entro y salgo lo que me da la realísima gana?. No quería discutir, por lo que le dí las buenas noches lo educadamente que pude en el momento y me marché.


Llevaba la llave de la puerta, la tarjeta, en la cartera que se encontraba en el pequeño bolso que llevaba colgando de mi hombro derecho. No me gustaba llevar siempre bolso, sólo en ocasiones especiales y ese momento lo requería. Pretendía hacer el menor ruido posible al entrar después de que se abriera la puerta para no molestar a mi compañera de habitación, la cuál no me caía demasiado bien pero tampoco iba a hacerle la vida imposible si ella no me la hacía a mi, por supuesto. Para mi sorpresa estaba aún despierta. Lo que más raro me resultó fue no ver a Janet por ahí rondando o como digo yo "haciendo amigos".


-Hola - saludé sin ningún tipo de reparo.


-Buenas noches, Jonhson - dijo sin ni siquiera mirarme a la cara. Estaba muy metida en aquello que estuviera haciendo en su Netbook.


Parece ser que por Francia las personas se dirigen hacia otras por sus apellidos pero con Jacques yo no podía, de hecho ni con Jacques ni con nadie. No estaba acostumbrada pero si era así no me quedaba más remedio. Fui al armario que me correspondía y en el que la misma tarde de este mismo día guardé la ropa que se encontraba en mi correspondiente maleta. No hacía frío pero tampoco demasiada calor así que opté por unos pantalones que llegasen a la rodilla y una camiseta de mangas cortas, de todos modos si llegase a tener frío siempre tenía la posibilidad de taparme pero si me entraba calor iba a ser más difícil quedarse en paños menores con alguien a tu lado que conoces de cinco minutos. Entré en el baño, donde se encontraban todas mis pertenencias como mi cepillo de dientes, zapatillas, peine, etc. Sin embargo, mi espacio no era nada comparado con el de Edelmira; ya que había utilizado casi en su totalidad los cajones del mueble que estaban situados debajo del lavabo. A mi me daba absolutamente igual yo con tener un pequeño espacio para mis cosas me bastaba y me sobraba. Mi madre solía decirme que yo podría vivir perfectamente en treinta metros cuadrados a lo que mi padre añadía que quizá en menos de eso. Yo no estaba de acuerdo, bueno en parte sí. Siempre lo he tenido todo recogido, o casi siempre. Ese casi es porque alguna vez que otra iba a llegar tarde a alguna cita y dejaba todo patas arriba pero llegase a la hora que llegase o estuviera en el estado que estuviera tenía que recogerlo antes de tirarme redonda en la cama. Soy así de especial.


No había cenado, pero tampoco tenía ganas de ello. De todos modos me extrañaría que a las doce y pico de la madrugada hubiera en la cocina algo para comer o mejor dicho alguien. Llevaba un día en Paris y todavía me costaba adaptarme a algunas costumbres como el horario o la utilización de los apellidos a los nombres de pila. Me cepillé el pelo, de hecho recuerdo que desde los quince años todas las noches lo hacía se convirtió en mi como una costumbre, me lavé los dientes y cambié mis deportivas por mis zapatillas de estar por casa. Salí de nuevo con la ropa en mis manos doblada para guardarla de nuevo en el armario donde saqué la que ahora llevaba puesta. Encendí mi lámpara de lava morada. Las camas estaban puestas de forma en que la de mi compañera y la mía estuvieran en paralelo y pegadas a la pared encontrandose así juntas las pequeñas mesitas que había a cada lado, en mi caso al derecho y en el suyo al izquierdo.

viernes, 24 de junio de 2011

Caminar sin rumbo fijo.

Jacques me volvió a agarrar de la mano y yo seguí sin ponerle impedimentos hasta que escuché unos silbidos de fondo, propio de sus amigos, que me alertaron de que ese gesto por allí no estaba muy bien visto entre amigos sino entre algo más que eso. Instantáneamente mi mano se deshizo de la suya y la metí de lleno en los bolsillos del vaquero antes de que pudiera volver a arrebatármela.


Se quedó mirándome con cara de impresionado pero yo no le hice ningún caso. Iba pensando en mis cosas, en como sería vivir en Paris, en como me irían las cosas cambiando de aires.


-¿Dónde quieres ir ahora?. - preguntó Jacques haciéndome olvidar mis pensamientos que se volverían matutinos hasta que no llevase allí un par de semanas.


-No conozco esto así que tú me dirás a donde me llevas.


-Pues si te digo la verdad tengo poca idea de a donde poder ir pero si te apetece un lugar relajante, - parecía que me conocía de hace demasiado tiempo porque mi primer apellido es tranquilidad - podemos ir a un parque cercano en el que hay un lago y en el que suelen pasar pocas personas a estas horas de la tarde.


-Me parece una buena idea. - contesté sonriendo.


Sin más dilaciones le seguí sin separarme de su lado y sin sacar las manos del bolsillo, por supuesto. Llegamos en menos de media hora a un lugar en el que se respiraba sosiego y en el que el aire revoloteaba la melena suelta. Nos sentamos cerca de aquel lago que se movía de un lado a otro formando pequeñas olas en él. El viento se respiraba puro y fresco. El danzar de las hojas en los árboles emitían una hermosa melodía relajante. La hierba estaba uniforme y los pájaros pasaban por encima de nuestras cabezas a cada segundo con la emisión del piar saliendo de sus picos.


Me tumbé en el césped. Puse las manos a los lados juntandolas a mis caderas y me quedé con los ojos cerrados ahí mientras escuchaba en silencio los diferentes sonidos que había a nuestro alrededor. Jacques estaba sentado en la verde hierba apoyando los brazos encima de sus rodillas y con el mentón apoyado encima de sus brazos. Se veía tan dulce que la rebeldía de su pelo me parecía una desventura.


Se iba haciendo tarde. La tarde iba declinándose y nosotros aún seguíamos allí. Como bien dijo pasaban pocas personas por aquel lugar a pesar de su esplendor. Él se levantó y eso provocó en mi una sensación de despertar y de levantarme sin pensármelo dos veces. Nos fuimos alejando sin cruzar palabra. En toda la tarde no nos dirigimos más que un "¿qué hora es?" y una respuesta a esa pregunta. Era triste. Sí, muy pero que muy triste.


El no tener temas de conversación me daba mal augurio. Intentaba por todos los medios dirigirle la palabra y poder entablar un diálogo más o menos llevadero. Pero no se me ocurría nada. Los deportes no eran lo mío y a él le gustaba el skate. Paris era nuevo para mi, por lo que tampoco podía llevar a cabo esa pregunta que se hace normalmente en casos extremos de "¿has ido a ...?" y si negase esa pregunta entonces empezaría a hablar, explicarle y describirle el lugar, pero como no era así no me quedaba más remedio que callarme y seguir adelante. Aunque a él tampoco se le veía demasiado entusiasmado con la idea de mantener una conversación veía en sus ojos la necesidad de mirar y en su boca la de hablar a pesar de decir cualquier estupidez.


Estábamos casi llegando. Nos faltaban dos calles para llegar a la residencia pero yo no quería llegar sin antes haber hablado con él.


-Bueno ¿y que habitación te ha tocado a ti?. - por fin pensé en alguna absurda pregunta para que desconectase de sus pensamientos y se fijase en mí al menos por unos instantes.


-¿Habitación?. ¡Ah!, hablas de la residencia. Yo no estoy en la residencia, yo vivo por aquí.


-¡Ah!, vaya. - una pena. Pero, ¿qué hacía conmigo dirigiéndose hacia allí si él no tenía una habitación en la residencia?. - Entonces, ¿qué haces aún por aquí?.


-Quiero acompañarte Gina. De todos modos siempre puedo marcharme. Sólo tienes que pedírmelo y me iré.


-No. Bueno a ver no quiero que te marches tarde a tu casa por acompañarme.


-Yo conozco esto y créeme que sería el último sitio donde dejaría a una chica caminar a solas. Bryan Cooper debe andar cerca de aquí con eso te lo digo todo.


-Ja, ja, ja. Pobre, si en el fondo no es malo.


-No, no lo es. Es peor que todo eso. Ya te iré contando, pero poco a poco.


-De acuerdo.


Seguimos hablando. Nos soltamos y la conversación empezaba a ser graciosa. Nos dirigimos hacia un banco que había enfrente de la Universidad y seguimos entablando una conversación conjunta en la que él y yo reíamos sin parar.


-Bueno Gina no te entretengo más. Ve ya a cenar y a dormir. Mañana será un día duro. Para ti el segundo pero para mi es ya el quinto.


-Vale. Mañana nos vemos Brown. - ¿Brown?, soy estúpida. Para que tendrá un nombre si no lo utilizo. - Perdona, Jacques.


-No te preocupes, no está mal visto llamar a las personas por sus apellidos Jonhson.


-Hasta mañana Jacques.


-Hasta mañana Gina.


Nos acercamos sin malas intenciones y nos dimos ambos un beso a cada lado de la mejilla.

jueves, 19 de mayo de 2011

Concentración 15 Mayo: Democracia Real ¡Ya!.

Hoy no voy a centrarme en cosas imaginarias. No voy a hablar de fantasías sino de realidad. Y la realidad es que estamos siendo estafados, robados, pisoteados; y no estamos haciendo lo suficiente para acabar con la demagogia que existe en este país. Estamos siendo manipulados por corruptos que dicen, porque es lo único que hacen hablar, hablar y hablar, que en las elecciones vamos a votar al mejor, porque el que salga ganador hará arreglos que beneficiarán a España. Pongo este país por poner uno. Da igual cual sea. No estoy diciendo que ser político no sea complicado y que ofrecer las mismas posibilidades a todo el mundo también es difícil porque somos millones y millones de ciudadanos. Pero sino van a hacerlo ¿para qué existe una Constitución?, ¿por qué somos todos iguales ante la ley?. Porque es mentira. Porque cada palabra que sueltan por la boca se la lleva el viento. Porque ya lo decía Rafael Alberti en su poema Nocturno: Balas. Balas.


Si suprimimos la "a" nos quedará Bla bla ... Y eso alude a el "mucho hablar y poco hacer". Vale que en nuestras casas digamos voy a hacer la cama y no la hago. Vale que digamos voy a ir a la biblioteca y tampoco lo hagamos. Pero ¡ya basta! de decir: proporcionaré al país una vivienda digna y un trabajo para que subsistan sus necesidades ¡CUANDO ES MENTIRA!.


Si alguien ha visto las películas: Ciudad sin Ley o incluso V de Vendetta, que es muy mencionada y que seguramente será conocida por la máscara que lleva el protagonista, son las que hasta el momento, o que yo haya visto, nos quitan el velo que llevamos en los ojos con respecto a la política. 


A veces da miedo ver la realidad pero no tenemos que evadirnos de ella. Tenemos que luchar, luchar por lo que nos han prometido y que sólo ha sido una de las muchas promesas incumplidas por parte de los gobiernos. Porque uno tras otro han estado engañándonos y induciéndonos a error. Sería muy ilusorio y utópico creer en un posible Salvador como ya lo hizo aquel personaje histórico Miguel Primo de Rivera que dio en su momento un Golpe de Estado para que no saliera a la luz los desajustes políticos del momento.


Ahora la pregunta quedará en el aire ¿por qué luchamos por vivir cuando la propia vida es la que nos está matando?, y no pongo vida como existencia sino la vida como situación política que nos está perjudicando a todos menos a ellos mismos.


Aquí os dejo varias concentraciones, no todas ya que si alguien quiere ver otras las tiene disponible en Youtube, que se han hecho para combatir contra el sistema y que implanten una democracia real que es un sistema de gobierno, basado en el principio teórico de la soberanía del pueblo.


Concentración Democracia Real:


- Madrid


- Sevilla


Valencia


- Barcelona


Es indignante que jóvenes que son el futuro, el progreso y la fuerza vital de hoy en día estén echándose a las calles para que sean criticados por programas basura, porque es lo que son ¡basura!. Siento tener que decir el nombre. Para quienes les guste este programa les aplaudo porque hay que tener estómago y poca vergüenza, y para los que no pues bienvenidos a mi grupo de contraposición a Intereconomía: El gato al agua. No voy a ponerme a criticar su posición porque la dejan bastante clara sólo con ver cualquier minuto del programa. A mi sólo me ha bastado con un minuto. Además son honestos diciendo que son derechistas, cosa obvia por lo que se puede observar a lo largo del programa. Pero si que voy a criticar algo y es que dicen que los jóvenes que están en la Puerta del Sol, en la Plaza de la Encarnación, en cualquier lugar en el que se estén concentrando, ¡no manifestandose ilegalmente! que creo que tienen unos conceptos equívocos porque yo entiendo por manifestación pasear por las calles reivindicando la adhesión de los ciudadanos que todavía no se hayan unido a esta protesta ciudadana, por ello no creo que sea correcta la palabra manifestación porque lo único que están haciendo es concentrarse en un lugar clave de la ciudad para que puedan reclamar por sus derechos ya que deberes hay muchos como pagar impuestos variados. El caso que lo que vengo a criticar es la forma en la que dicen que los jóvenes que se están concentrando en sitios clave dicen que el programa en sí de Intereconomía está manipulada. Y creo que no cabe la menor duda de que lo que dicen es cierto. Os invito a ver el programa y a opinar por vosotros mismos.


Esta es mi opinión, seguiré valorando las actuaciones y publicando. 

sábado, 14 de mayo de 2011

Un skater de muerte.

Fui con Jacques a dar una vuelta cerca de donde se encontraba la Facultad. Había una tienda que tenía pintadas las paredes de graffitis, muy peculiares, y me agarró de la mano para que corriésemos hacia ella a la velocidad del rayo porque el semáforo empezaba a ponerse en rojo para los peatones y en verde para los vehículos así que dudaba si ellos, los conductores, iban a ser capaces de esperar unos segundos cuando hace apenas unas milésimas estaban calentando el motor para salir disparados del semáforo que les privaba de libertad en cuanto a correr al volante se trataba.


-¡Ey!, que pasa colegas. - saludó a unos chicos que se encontraban rodeados de skates, cascos, rodilleras, coderas, etcétera. 


-¡Qué pasa Jacques!. ¿Vienes a hacer horas extras?. - preguntó uno que se levantó de inmediato del banco donde estaba sentado y vino a saludarle chocando los cinco dedos y haciendo unos movimientos muy raros que me imaginaba que eran sus marcas de identidad.


-No, aquí vengo con mi amiga Gina a enseñarle como nos movemos por Paris. Gina este es Jota. - señaló al chico, que tenía unas barbas muy morenas y que me miraba con ojos saltones.


-Encantado Gina. Si queréis podemos dejaros unos skates y os váis a daros una vuelta por la manzana para que se vaya habituando al modo en el que solemos conducir los skaters.


-No gracias. A mi esa tabla con cuatro ruedas no me gusta nada.


-¿Lo habéis escuchado amigos?,  - dijo asombrado a los demás chicos que se encontraban en el local y que se quedaron igual, o más impresionados, que él.


-Vaya Jack, una niña pija a la que no le gustan las ruedas.


-Ya basta chicos. Ella puede ir como quiera. Saltando, haciendo futting ... ¡como si quiere ir volando!. - terminó por decir él y hizo que los demás se riesen a costa de su broma que me sacó del apuro.


-Era broma Gina, no te mosquees con nosotros que en el fondo somos buena gente. - repuso dándome unas palmaditas en el hombro, algo que suelo odiar pero que me lo tomé como un gesto de bienvenida.


-No te preocupes. Suelo ir andando a todos sitios a menos que estén lejos.


-¿Y cuando están lejos como vas?. - se interesó un chico de pelo corto y flequillo lateral que llevaba ropas anchas.


-Si voy bien de hora como ya digo caminando, sino cojo un autobús.


-Pues eso se acabó muñeca, - dijo Jota dándome un codazo. Empezaban ya a ser molestos sus gestos de skater alocado - de ahora en adelante irás o en bicicleta o en skater porque Jacks te enseñará a moverte por la ciudad.


-Jota no seas pesado, eso lo decidirá ella cuando lo crea oportuno.


-Bueno Jacks deja tu rico lenguaje hablado y no me seas finolis.


-Vete al Pairo Jota. - en ese momento su dedo corazón se alzó al vuelo. Ese gesto me gustaba menos que los de J, pero sin embargo me pareció adecuado a sus maneras.


-¡Venga ya Jacks!. No seas borde. - respondió J seguido de un guiño amistoso y jocoso.


-Bueno chicos nos vemos. - dijo al momento Jacques con un gesto propio de militares, es decir poniendo su mano extendida entre su coronilla y la frente y una sacudida de mano paralela.


-Vale, pero no te olvides que mañana te toca turno. - intervino otro chico que apareció de detrás de una puerta y que movió la mano de un lado a otro saludándonos. Se vería que no tenía mucho tiempo para saludar y presentarse.


-Descuida que no se me pasará por alto. - contestó Jacques a la vez que le guiñó el ojo.


Salimos por fin de aquel antro lleno de graffities, tablas de skate, cascos, rodilleras, coderas y alguna que otra máquina expendedora llena de botellas que te llenaban de energía para seguir patinando a cuatro ruedas. Por lo que suponía Jacques trabajaba allí pero no lo entendía muy bien ya que creo que tiene unas cualidades especiales para trabajar en otro tipo de lugares que en aquel sitio. De todos modos si eso le gustaba y nadie le prohibía hacerlo ¿por qué no iba a trabajar ahí?.

martes, 10 de mayo de 2011

Secreto de confidencias amigo de la inocencia.

Tan pequeño
e indefenso
que daría por él
todo lo que tengo.

A la vez tan
pequeño
y menudo
que a penas cabe
en un puño.

Pequeño pero
tan lleno de alegría.

Sin embargo
valiente
y fuerte
que lucha
contra la vida
para vencer a la muerte.

Corazón de león
y cuerpo de lince
un felino
que con una mirada
todo lo dice.

Calienta pies por la noche
acompañante de mañanas.
Aguardador de presencias,
guardián de inteligencia.

Responsable de mis sonrisas
enfermedad de mi tristeza
guardas conmigo hoy
la esperanza y la espera.

Porque el tiempo no espera
y menos el de tu dueña.

Dame tiempo para recuperar
lo que otro estropeó
que con ganas, esfuerzo y amor
se recupera todo.

Recupérate,
ponte bien,
que si tu luchas por mi
yo lucharé por él.

Garfield, por favor, mejórate porque siento que tus siete vidas
son objetos de un papel.