viernes, 10 de septiembre de 2010

Soñamos ser amados, soñamos ser queridos, soñamos, soñamos, soñamos ... Que de tanto soñar nos caímos.

Hoy, día 9 de septiembre de 2010. Por fin me marcho de aquella infernosa casa, quizá luego
me arrepienta de decir eso pero ahora mismo no. Estoy total y felizmente contenta. No es culpa mía. Es solamente culpa de una persona, de esa persona que hace algo más de siete años, incluso me atrevería a decir que ocho años. Aquella persona que cuando tenía diez años arruinó mi vida, e incluso mi infancia y creo que por eso y por algo más no se merece ni si quiera mis críticas. Por que el criticar a una persona supone perder demasiado tiempo en ella, y sería mucho más fácil pasar del tema. Yo creo que el criticar es sacar demasiado hacia fuera lo que piensas de una persona, que lo único que le estás dando es una importancia que no tiene.

Le estás dando el protagonismo que no se merece, y tu actitud al criticarle baja por momentos, porque estás poniéndote a su altura. Esa persona te hace la vida imposible, y por supuesto no le vas a tocar las palmas, pero sí se debería pasar de ella, porque como ya digo es puro protagonismo lo que se le dá. Entonces es mejor pasar del tema, y seguir con tu vida porque con o sin personas tu vida va a seguir siendo un amargamiento el hablar con esa persona o mejor dicho hablar de esa persona te hace sufrir y te hace perder los estribos, la paz y la tranquilidad.

Por otra parte tengo que agradecer a mi media naranja, a esa persona que sólo se separa de mi porque no vivimos juntos, por desgracia. A esa persona, a la que yo le daría el cielo si fuera necesario, agradecer una vida entera por haber apostado por mí, por haber depositado la confianza que me merezco, por poner su corazón en mi mano y por darme la llave de sus pensamientos.

Pienso que las personas deberíamos de salirnos de lo normal, es decir dejar de decir siempre la misma frase "no tengo palabras para describir lo que siento por tí" o "te quiero tanto que daría mi vida por tí", como tantas otras frases míticas. Tenemos que dejar de ser tan monótonos, de dejar de hablar tanto y de demostrar más, de dejarnos la piel en el prójimo, de demostrar día sí y día también todo lo que queremos a esa persona. La dificultad está cuando esa persona te deja, te abandona, te sustituye ... Hay tantos calificativos para definir la palabra abandono que no sabría por cual empezar. Ahí, en ese preciso momento es cuando se viene el mundo encima, cuando no sabes responder, cuando piensas que tu vida ha sido un engaño, cuando todo lo que has echo ha quedado a la deriva, cuando necesitas apoyo es cuando realmente te dejan de lado.

Ha habido en nuestra vida personas a las que has tenido mucho que agradecerle, porque siempre han estado para tí, pero cuando realmente esas personas te necesitan nos lavabamos las manos mientras ayudamos a personas que no han movido un sólo meñique por nosotros. ¿Un tanto injusto no?, pero cuando hay personas que saben engatusar a las demás, cuando hay personas que nos manejan como quieren, nosotros no nos damos cuenta o si lo hacemos es tarde, aunque dicen que nunca es tarde cuando la dicha es buena o que nunca es tarde para darse cuenta de las cosas. Es totalmente mentira, porque hayas perdido un día, dos, tres semanas, diez meses o incluso años, ¿quién te devuelve ese tiempo lleno de mentiras y de manejos? ¡Nadie!. ¿Quién es esa persona que te ayuda cuando estás totalmente sólo y cuando no tienes a nadie en quien desahogar tus penas?. En ese momento nadie, nadie tiene la suficiente capacidad para ponerse en tu lugar, nadie tiene la capacidad de olvidar ni de perdonar lo suficiente. Por mucho tiempo que hayas pasado con esa persona, por muy bien que le expliques tu situación, por muy semejante que sea su estado o situación del tuyo, por ... Por nada, una persona que no ha pasado en vivo y en directo por esa situación lo mucho que puede hacer es sentir lástima o pena de ti. No más.

Nos creemos sabedores de todo, nos pensamos y nos engalardonamos por ayudar, y lo único que hemos hecho es escuchar. Escuchar a una persona que necesitaba un oido fino y un hombro pañuelo.
Con el máximo dolor de mi corazón tengo que decir que no, que no sabremos como nos moriremos, que aunque pensamos que nos conocemos, realmente no sabemos ni la cuarta parte de nosotros. Nos moriremos sin saber cual es nuestra personalidad, cuales son nuestros objetivos y también sin conseguir lo que nos propusimos conseguir.

¿Somos lo que somos o somos lo que realmente queremos ser sin ser lo que hemos querido y sin ser lo que hemos soñado?.

0 Sonrisa(s) que delatan: