domingo, 10 de octubre de 2010

Una vez más se cumple el "nunca sabes lo que quieres hasta que lo pierdes".

, así es. Hace casi 18 años que nací y comencé a vivir, pero hace poco más de 8 que dejé de vivir.Como dijo Platón "el cuerpo está formado de dos elementos: alma y cuerpo, pero el principal de ellos es el alma, ya que le da vida y movimiento al cuerpo".

He llegado a la conclusión, de que mi alma va muriendo por momentos. De que mi cuerpo se va debilitando y de que mis ganas de vivir y de existir van disminuyendo. Quisiera ser fuerte, quisiera poder ver la vida de un mundo diferente al de Pío Baroja o al de Miguel de Unamuno.Pero no, no es así.

Parece que nací ayer y que en un día mis desgracias han ido aumentando. Con mis casi 18 amargos años, dedico el tiempo a recapacitar, y desde que tuve uso de razón no paro de darle vueltas a mi cabeza buscando una solución a mis llantos o más bien una respuesta a ellos.

Pronto, llegará el momento en el que mi corazón no aguante más presión y ese será el momento en el que perezca.

Me duelen los ojos, me escuecen, mis mejillas son la vertiente que desemboca en la comisura de mis labios. Y ahora llega la ansiada pregunta, ¿por qué?. Porque no puedo llegar a la conclusión de mis pequeños pasos en el mundo y porque la finalidad de mis palabras se van esfumando, llegando a ser nada.

Mi felicidad. Esa es la palabra y cosa abstracta que quiere conseguir todo el mundo, lo que por y para ello vive aquí, por la que encierra su mente en cuatro paredes y por la que su imaginación echa al vuelo sin dejar rastro. La mía alzó el vuelo, hace casi 8 años, y ahora me pregunto sí mi nacimiento ha sido algo positivo o si sólo he sido un problema en esta encrucijada. Y si he llegado a ser algo provechoso en esta vida.

El desenlace de mis pensamientos llegan al punto que yo quería, al conocimiento preciso. ¿Seré una buena hija, novia, prima, hermana, amiga ...? No lo sé, tampoco es que mis intenciones se desvíen sólo a esa idea. De lo que sí estoy segura es de que aunque no me haya podido ayudar a mi misma, sí que he podido ayudar a los demás, por lo que me enorgullezco de mi misma.

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