
Sin casi llegar a creerlo encontró detrás de unas plantas trepadoras lo que es una especie de puerta oxidada, o al menos eso le parecía por aquel color grisáceo con tonalidades marrones y negras. Se acercó sigilosamente como si un monstruo pudiera llegar a salir de aquella puerta sin previo aviso, pero evidentemente eran alucinaciones suyas. Se dispuso a apartar las plantas enredadoras e ir arrinconando de derecha a izquierda haciéndose paso entre la maleza. Cuando ya había aislado la yerba que le impedía agarrar el pomo para girarlo se dio cuenta de que era imposible mover el tirador de aquella puerta así que salió corriendo a ver a Inga, la cuidadora que pasaba la mayor del tiempo con ella.
-¡Inga, Inga! - le gritaba desde fuera de la casa y cuando llegó a la puerta la abrió y rápidamente se introdujo en el salón comedor en el que se encontraba la institutriz - tienes que ...
-¿Qué pasa Marge? - le contestó sobresaltada por los gritos de la niña y sin dejarle tiempo para que la joven se explicase.
-Tienes que decirme como poder desoxidar una puerta - le dijo con el pulso acelerado por la emoción de encontrar lo que ella iba buscando detrás de la ama de llaves algunos años.
-¿Una puerta? - le dijo extrañada porque en los años que llevaba en la casa, incluso antes de que naciera la niña, no había visto una puerta que estuviera oxidada porque todas las puertas de la casa estaban en buenas condiciones - ¿y dónde has visto una puerta oxidada?.
Margaret no quería decir nada así que se inventó una mentira piadosa a pesar de que a ella no le gustaban para nada las mentiras y entonces mucho menos le gustaba mentir.
-Es que estoy jugando en mi habitación a sueños después de estar despierto y estoy imaginando que soy una hada viajera que encuentra una puerta oxidada y que detrás de ella encuentra un mundo lleno de aves y una gran variedad de animales y plantas correteando por el valle - técnicamente lo que decía era una mitad verdad o mitad engaño, como quisiera verse, aunque dicen que una mentira a medias es peor que una falacia en sí.

-Vale, pero no entiendo porque me pides un desoxidante para una puerta imaginaria.
-¡Tú como siempre Inga robándole los sueños después de estar despierto a los demás! - dijo cabreada y medio gritando.
-De acuerdo, de acuerdo, toma. Pero no quiero que lo eches en ningún sitio de verdad ¿vale grumete?, como llegues a manchar alguna alfombra o el propio suelo tus padres al llegar me matan.
-Oído cocina - le guiñé el ojo y salió de la cocina con una sonrisa dibujada en la cara.
Y así fue el día en el que Marge encontró aquella puerta misteriosa y que al siguiente día pudo abrir, pero esto no se lo contéis a nadie.
Leido cocina (vaya parida.) Hahaha muy chulo.. Vas a hacer historia de esta chica o minirelatillo?? ^^
ResponderEliminarSeguiré atenta ;)
Momobesos de peluche ♥.
Sorry por no contestar antes, pero no me había fijado que tenía un comentario.
ResponderEliminarPues de momento sólo son evocaciones, no sé si haré una novela de Margaret von Hausen, pero de momento ya te digo son relatos cortos.
Y no te preocupes que cuando vuelva a escribir algo te lo diré =)
Gracias por comentar, un beso.