martes, 24 de agosto de 2010

Sueños tan profundos que florecen de la nada.

Los sueños a la larga nos crean ilusiones que sobrepasan las falsas esperanzas. Las veces que caemos en el profundo sueño nos quedamos en blanco, o mejor dicho vemos con los ojos cerrados una galaxia llena de estrellas, hasta que por fin creamos en nuestro interior, en nuestra mente, unas imágenes que no se salen de la realidad y que el cerebro procesa como si estuviéramos viviendo nuestro propio sueño, aunque realmente estemos dormidos, tumbados en una cama y con los ojos cerrados.

Realmente no sé si cuando morimos, caemos en nuestros propios sueños. Pero de lo que estoy totalmente segura es de que los sueños relacionados con la muerte son profundamente desagradables, te encogen el corazón y no puedes despertar cada vez que te adentras en uno de ellos. Es como si tu alma estuviera muerta, tu cuerpo petrificado o frío como el hielo. Después en nuestro despertar caemos o no en la conclusión de que hemos soñado, pero hay personas que sueñan con la mente en blanco, no se sabe si lo hacen o no, pero es seguro que no lo recuerdan, porque estamos sometidos a tanta presión, a tantos sentimientos, a tantas pasiones ... Que no pensamos la relación de lo que hemos soñado con lo que sentimos.

Los sueños por estúpidos que sean tenemos que saber leer entre líneas, y darnos cuenta de la relación que tienen dentro de nuestro entorno.

0 Sonrisa(s) que delatan: