miércoles, 15 de septiembre de 2010

La conclusión de lo incalculable.

¿No habéis sentido alguna vez la necesidad de callar las bocas de los que se empeñan en dar consejos?. Yo también, doy por hecho que ustedes sí.

Porque yo la siento cada día, a cada segundo y a cada minuto que mueve y remueve mi vida. He sentido la necesidad de tirarlo todo por la borda, gracias a esas personas que se empeñaron en su momento a maldecir cada movimiento que realizaba. Pero no, ya no. Somos más fuerte que todas las palabras negativas de las personas que son o no allegadas a nosotros. ¿Las palabras que más duelen? Las de nuestros seres queridos. Pero hay momentos en los que basamos nuestra vida en el que dirán. Momentos en los que cualquier comentario ofensivo te llega como un puñal, y tal vez esa persona no te conoce ni de vista.

Pero nos sentimos así por el simple hecho de que tenemos un mal día, un mal momento o una mala vida.

Como ya he dicho y seguiré diciendo, nuestra vida está basada en comentarios excesivamente ofensivos y en el que dirán. Pensamos que lo correcto es, cuando una persona nos ofende, seguirle el juego, ponernos a su nivel e incluso llegar a ser como son ellos. Unas personas lo hacen con maldad y otras personas lo hacen por impulsos. Sí, los mismos impulsos que te arrebatan cualquier afirmación u opinión sobre algo. Y todo es porque no podemos estar por debajo de las personas, siempre debemos ir pisando fuerte.

Eso, exactamente eso es lo que nos pasa. Que siempre tenemos que estar por encima de las personas, que nuestra última palabra es la que cuenta y que nos debemos poner agresivas para que nuestra palabra tenga una mínima importancia.

Ha habido momentos, y los seguirá habiendo en el que nuestro ser interior se revele y salgo al exterior, porque no siempre tenemos la suerte de que nuestra educación florezca, pero tal vez con un poco de tacto consigamos seguir teniendo el respeto que nos debemos ganar sin ponernos agresivos y sin subir de tono la voz.

Por eso debemos saber que hay momentos en los que debemos hablar, pero también debemos aprender los momentos en los que es mejor callarse, porque como dice la policía cuando te arresta "cualquier palabra será utilizada en tú contra".

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, pero a veces a todos nos cuesta aplicarnos el cuento, pese a ser conscientes

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