martes, 2 de noviembre de 2010

Alguien dijo ...



La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento.

Me he quedado sin respirar muchas veces, he sentido que me ahogaba, he querido gritar y patalear ... Pero eso acabó. Acabó hace 8 años. Con diez años empecé a tomar decisiones y ahora con 18 no puedo enfrentarme a casi nada por miedo a perder todo.

Pero cuando realmente me quedé sin respirar es cuando apareció él. Cuando un "guau" dio un giro de 360º C a mi vida, cuando sólo éramos él y yo. Todo lo demás era un cero a la izquierda.

El porcentaje de nuestro amor tocaba las estadísticas de la Bolsa, haciendo caer en picado el PIB.

El dos de noviembre de dos mil nueve fue cuando un meteorito a las 22:40 atravesó mi mirada y se quedó con una amenazante pero dulce pregunta.

Pronto llegarían las miradas, los besos, las caricias, los te quieros, las lágrimas. Y parece ser que no dejaremos de llorar en esta vida. Pero he pasado de llorar de tristeza y melancolía, por no conseguir algo que me proponía, a sollozar de alegría y entusiasmo por volver a encontrarme con sus ojos, que sus dedos rocen los míos, que sus labios impacten fuertemente en mi boca ... Y una diversidad de cosas que no podría describir con palabras sino con hechos.

Y el hecho es que: te quiero. No hay más.

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